El pasado día 2 de marzo se produjo un hecho sin precedentes en nuestro centro. Una compañera fue agredida con la mayor de la violencia, otra fue amenazada de muerte y todo el claustro sufrió los insultos y amenazas de la misma naturaleza en repetidas ocasiones. Éste ha sido un incidente acontecido que ha significado un duro golpe para las docentes implicadas, que cumplían con su deber de forma exquisita, y para todo el claustro en general.

¿Hasta cuándo y hasta dónde debemos soportar este oprobio? Estas agresiones las han sufrido nuestras compañeras pero, el perjuicio se extiende a todo el claustro de profesores, que ha digerido innecesariamente un episodio de terror en el centro y que ha sentido los golpes físicos y su honor mancillado tanto como las maestras agredidas, afectando a la vida del centro en todos los sentidos, incluyendo a los alumnos del centro que fueron testigos de los gritos, vejaciones verbales y agresiones físicas recibidas por los maestros. Esto es veladamente una agresión a toda la profesión, que por extensión, una vez más, se ve ultrajada y vilipendiada con actos como el aquí acaecido.

Queremos mostrar y comunicar nuestra más profunda repulsa, nuestro más enérgico rechazo a estos sucesos, porque nos sentimos vacíos e impotentes ante tales actos contra nosotros. Estamos desprotegidos ante estas amenazas, necesitamos acciones de prevención que puedan frenar las ideas de agresión de las que somos objeto y objetivo. No es justo que en el cumplimiento del deber que nuestro puesto exige soportemos tamañas embestidas.

Pedimos a las autoridades que nos protejan, que nuestro lugar de trabajo tenga el mismo estatus de arropo que cualquier institución oficial, que los profesionales que en los centros están cumpliendo con su labor tengan las máximas garantías de amparo, y no se vean coartados por amenazas, insultos y palizas. La ley no debe permitir que este suceso se solucione con una irrisoria y pírrica sanción económica, puesto que esto crea un caldo de cultivo para que las conductas agresivas vuelvan a repetirse, porque estas personas se jactan de sus actos.

Deseamos, sin pudor alguno, que se castigue de forma ejemplar las agresiones que nuestras compañeras han sufrido. Exigimos a las instituciones de protección y de aplicación de la justicia que suministren o empleen la mayor dureza que la ley les permita.

La ley no debería permitir la impunidad de los autores de este atentado a nuestra dignidad personal y profesional. No podemos dar pábulo a que cualquier persona pueda asaltar un centro educativo y actuar contra los docentes como si estuviera en un bazar de frontera, porque no somos carnaza, somos personas, somos maestros que realizamos la labor más constructiva de nuestra sociedad, educar y enseñar, y nuestro mayor capital son los niños y jóvenes que están en nuestras manos. No se puede atentar contra un activo tan relevante para la sociedad como son los maestros, y por ende, contra todo el sistema educativo.

Solicitamos que la autoridad competente sea consciente de que mientras estas personas tengan libre acceso a los centros de enseñanza, está en peligro la integridad física de la comunidad educativa: maestros, alumnos y padres.

No obstante, queremos agradecer profundamente las muestras de apoyo de todos los sectores de la sociedad, compañeros de oficio, sindicatos, Consejería, AMPA, que nos están reconfortando, pero queremos aprovechar esta dolorosa ocasión para que éste mismo apoyo adquiera fuerza y de un impulso a la toma de decisiones para proteger el sistema de los daños como el que estamos sufriendo.

Nosotros, por nuestra parte, seguiremos realizando nuestra labor vocacional, con la misma dedicación de siempre, vamos a poner todo de nuestra parte para seguir educando, enseñando y queriendo a todos los alumnos.

El claustro de profesores del CEIP "Las Tejeras" de Alcantarilla