Miércoles Santo, 4 de abril en Alcantarilla

MIÉRCOLES SANTO, LA PROCESIÓN DEL SILENCIO, EL CRISTO SALE A HOMBROS DE SUS COFRADES Y LAS CALLES A SU PASO SE OSCURECEN NO HABIENDO ALUMBRADO PÚBLICO, CON TAN SOLO LOS DESTELLOS DE LA LUZ DEL PROPIO TRONO

En Alcantarilla el Miércoles Santo es diferente. El Silencio es el que acompaña la procesión que sale a las diez de la noche desde la bonita y emblemática Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción del Barrio de Campoamor.

Procesión del Silencio y Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte. Esta es la procesión más íntima que emana de un barrio, como es el de Campoamor, con una historia muy corta en procesiones, pero con la particularidad de tener el paso más emotivo y que más hondo cala en el sentir popular. El Cristo de la Buena Muerte, que se venera a diario en la Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción, desfiló por primera vez en la Semana Santa de 1955, es una talla de madera y es del escultor murciano José Noguera, ya que el anterior era un Cristo también crucificado de escayola, que fue sustituido por es imagen. El trono actual fue realizado el pasado año por los hijos del propio escultor, los hermanos Noguera. La Cofradía nace en el año 1.952.

El Cristo de la Buena Muerte recorre al igual que el resto de las imágenes que son procesionadas en Alcantarilla, por los hombros de sus 67 Caballeros Portapasos, rodeado en sus filas de nazarenos por los 320 hermanos que la componen, más los 30 Infantiles, con una severa túnica negra y capa de raso también negro, débiles luminarias, con el sonar del redoble del tambor de los 13 miembros que forman el Tercio de Tambores, junto con la Agrupación Femenina del Silencio formada por 20 mujeres.

A su paso por las calles de su itinerario: Iglesia Ntra. Sra. de la Asunción, calle Salvador de Madariaga, avenida Reyes Católicos, avenida Martínez Campos, Entrevías, calles Mayor, Cervantes, Alfonso X el Sabio y plaza de la Inmaculada. Las calles que recorre de nuestra población se ven apagadas de sus alumbrados públicos, como todos aquellos privados, escaparates, etc., que por unos segundos esperan a que el Cristo pase con tan solo los destellos de la luz propia del trono.

Es de especial belleza y de hondo sentido religioso y respetuoso la entrada del Cristo de la Buena Muerte, sobre la una de la madrugada, los nazarenos se detienen en la plaza y le hacen un pasillo, sin tambores, sin música, sin luces, solo se escuchan las ordenes del cabo de andas y el paso silencioso de los portapasos. Una vez en la puerta de la iglesia y mirando a la plaza una trompeta interpreta el conocido "toque de oración" y un canto al Cristo de la Buena Muerte son las únicas interrupciones que el Silencio tiene esta noche.

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